Nadie quiere llegar al final de su vida con arrepentimientos. Hace años salió una película llamada La lista de Schindler. La película muestra detalladamente hasta dónde estaba dispuesto a llegar Hitler para borrar al pueblo judío de la faz de la tierra. Oscar Schindler utilizó su fábrica como un refugio. 1,100 judíos tuvieron la suerte de encontrar sus nombres en la Lista de Schindler. Ahora bien, si viste la película, recordarás cómo al final de la guerra, Schindler les había anunciado a los prisioneros que ahora los papeles se habían invertido. Los que habían sido perseguidos ahora eran libres y los que estaban a salvo ahora estaban en peligro. Iba a escapar esa noche en la madrugada. Cuando llegó la medianoche, las 1,100 personas que salvó, salieron a darle las gracias. Y en ese momento, Oscar Schindler miró los rostros de esas preciosas personas y lo único que lamentó fue que podría haber rescatado a más.
Dijo que debería haber vendido su automóvil. Eso habría salvado a cuatro personas más. Sacó un bolígrafo dorado de su solapa y dijo: "Podría haber salvado a una persona más. Quizás a dos. Se podría haber salvado a una persona más". Sin duda, Oscar Schindler hizo mucho. Salvó a 1,100 personas de quién sabe qué clase de muerte horrible a manos de los nazis. Pero al final, su arrepentimiento más grande fue no haber podido salvar a mas prisioneros.
Amigos, ustedes y yo no queremos llegar al final de nuestras vidas y sentir el mismo arrepentimiento. Hoy tenemos la oportunidad de dejar un legado que valga la pena seguir.
Ahora es nuestro momento de invertir en lo que es eterno. Dios nos ha dado a cada uno de nosotros dones, talentos y habilidades, y quiere que aprovechemos todas esas habilidades para generar un impacto en nuestro mundo con consecuencias en la eternidad.
Esta una de mis historias favoritas de la Biblia. Se trata de un niño que lo dio todo a Jesús. La historia se encuentra en Juan capítulo 6, comenzando con el versículo 5. La Biblia dice: "Cuando Jesús levantó los ojos, vio una gran multitud que venía hacia él. Y dijo a Felipe: "¿Dónde podremos comprar pan para que coma la gente? Lo estaba poniendo a prueba, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer, y Felipe le respondió: "Aunque trabajáramos meses enteros, ¡no tendríamos el dinero suficiente para alimentar a toda esta gente!".
Otro de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo “aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de que sirven ante esta enorme multitud?” Imagina esta historia en tu mente, 5,000 personas, sin contar mujeres y niños, se han reunido en ese lugar para ver y escuchar a Jesús.
Jesús se vuelve hacia sus discípulos y les dice: "Quiero que salgan y busquen algo de comer para esta gente". ¿Te imaginas lo que los discípulos piensan y dicen unos a otros? Lo mismo nos estaríamos diciendo unos a otros. Jesús ha perdido la cabeza. ¿Cómo vamos a encontrar suficiente comida entre esta multitud para alimentar a todos? Jesús nos ha pedido que hagamos muchas locuras antes, pero esta es la cosa más loca que jamás nos ha pedido que hagamos. Mientras los discípulos buscan comida entre la multitud, Andrés se topa con un jovencito que sujeta una pequeña bolsa con su almuerzo.
Ahora, no sé si Andrés se acercó al niño con genuino interés o simplemente estaba tratando de hacer una broma de mal gusto.
Yo sé esto. Cuando Jesús llevó al niño a un lado y le pidió su almuerzo, él no le ofreció a Jesús solo la mitad. No le respondió diciendo: "Oye, Jesús. Podemos dividirlo, ¿no crees?". No, le dio todo su almuerzo a Jesús. Pero ¿por qué? Yo creo que así fue porque tuvo fe en Jesús y en su poder milagroso.
Amigo mío, si ponemos nuestra vida entera en las manos de Dios, tenemos confianza de que lo Él hará en nosotros y a través de nosotros será grandioso. Piensa sobre esto. Una pelota de baloncesto en mis manos tiene un valor más o menos de 19 dólares. Pero una pelota de baloncesto en las manos de Michael Jordan, en mi opinión el mejor jugador de baloncesto en la historia tendría un valor de aproximadamente 33 millones de dólares al año. La diferencia está en las manos de quién esté.
Una pelota de béisbol en mis manos vale unos 6 dólares, pero una pelota de béisbol en las manos de Mike Trout tiene un valor de 35 millones de dólares. Depende de quien tenga posesión de la pelota.
Asimismo, una pelota de fútbol americano en mis manos vale unos 30 dólares, pero la misma pelota en las manos de un jugador de los vaqueros de Dallas, no vale absolutamente nada. ¡¡¡Estoy bromeando!!!
Una vara en mis manos tal vez ahuyente a uno o dos animales salvajes, pero una vara en las manos de Moisés dividirá partirá el Mar Rojo por la mitad. Depende de en qué manos esté. Una resortera en mis manos es simplemente un juguete para niños. Una resortera en la mano de David es un arma muy poderosa. Depende en las manos de quién esté.
Dos pescados y cinco panes en mis manos son un par de sándwiches de atún. Pero dos peces y cinco panes en las manos de Jesús, son suficientes para alimentar a miles de personas. Depende de las manos de quién estén.
Mira, clavos en mis manos podrían producir una casita para pájaros. Los clavos en las manos de Jesucristo producen la salvación para el mundo entero. Simplemente depende de en qué manos estén. Tu vida y tus manos tendrán un impacto interno mínimo, pero si pones toda tu vida en las manos de Jesús, el impacto que causarás será interminable.
Dios quiere usarte, querido amigo, así que es hora de entrar en el juego.
Estoy muy agradecido de que en la iglesia tengamos trabajadores que aman a los niños, personas amigables que dan la bienvenida y personas a las que les encanta componer los automóviles de madres solteras y personas de la tercera edad. Estoy agradecido por las personas que manejan el sonido, el video y las cámaras de televisión porque les encanta la tecnología y quieren asegurarse de que el mensaje de Jesús se escuche claramente.
Es fácil venir a una iglesia como la nuestra y pensar que no necesitamos ayuda, que lo tenemos todo cubierto, pero eso no es así. Necesitamos mucho más de lo que te imaginas. Si todos aprovecharan quiénes son para el reino de Dios, podrían hacer un impacto tan asombroso. Dios quiere hacer ese impacto a través de ustedes.
Entonces, aquí está mi pregunta. ¿Estás sirviendo en nuestra iglesia? Y si no, ¿cómo podemos ayudarte a encontrar un ministerio que no sólo cambie la vida de otros, sino que también cambie la tuya?
Para iniciar la conversación, quiero que uses nuestra aplicación Sagebrush en tu teléfono. Quiero que encuentres la sección que dice “decisiones” y encentres el enlace para registrarte y empezar a servir.
Ahora, quiero hablarles del concepto de ser generosos. Me puedes catalogar como ingenuo, pero yo creo que todo el mundo quiere ser generoso. No creo que nadie aquí diría: "Quiero ser esclavo de esas cosas". No creo que nadie quiera decir: "Oye, quiero ser un acaparador" o "Quiero ser rico conmigo mismo y pobre con Dios". No creo que nadie aquí quiera ser así. Pero existe el peligro de pensar que eres una persona generosa y compasiva porque a veces sientes que eres generoso y compasivo.
Déjame intentar ilustrar esta idea. Estás viendo la televisión y, mientras miras, aparece uno de esos anuncios de un niño hambriento y te sientes triste. Y entonces piensas: No soy insensible como otras personas. Tengo sentimientos profundos sobre el sufrimiento humano. Debo ser una persona compasiva. O vez a alguien en la televisión que es inmensamente rico y piensas, caramba, si yo fuera rico, sería más generoso. Daría toneladas de dinero para ayudar a los pobres. Pero no eres rico y necesitas todo lo que tienes para ti. Pero si fueras rico, serías generoso. Malaquías 3:10 dice: "Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen – dice el Señor de los Ejércitos Celestiales-, les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramare una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! Esa palabra “diezmo” significa que debemos dar el 10% de lo que Dios ha confiado a nuestro cuidado para las cosas de Dios.
Ahora, de vez en cuando, la gente me dice que el diezmo es un principio del Antiguo Testamento y no tiene aplicación legitima hoy en día. Yo digo: "¿Sabes qué? Tienes razón. Vayamos con el Nuevo Testamento", porque en el Nuevo Testamento Jesús dijo: "Dalo todo".
De repente, el Antiguo Testamento no parece tan malo, ¿verdad?
No conozco ningún otro lugar en la Biblia donde Dios use este tipo de lenguaje. "Ponme a prueba", dice Dios. Es como si Dios nos mirara a ti y a mí y nos dijera: "Te reto a que confíes en mí en esta área de tu vida". Y cuando una persona confía en Dios para dar el diezmo, está haciendo una gran declaración de fe. Estarán diciendo: "Dios, no sólo confío en ti para mi eternidad, sino también confío en ti para lo que me afecta hoy en día".
Tengo que ser honesto contigo. En los primeros años de mi matrimonio con mi esposa Christie, no dimos el diezmo. De hecho, no tomamos en serio el dinero que Dios nos confió y, como resultado, nos endeudamos muchísimo. Y cada vez que llegaba una factura por correo, nos poníamos a pelear. Un día se nos ocurrió que estábamos tratando de manejar nuestro dinero a nuestra manera. Decidimos que tal vez era hora de hacerlo a la manera de Dios. Empezamos a hacer algo que no habíamos estado haciendo porque sentíamos que no podíamos permitirnos el lujo de hacerlo. Comenzamos a darle el 10% de nuestros ingresos a Dios. Decidimos que a nadie más se le pagará hasta que se le pague a Dios. Y sucedió lo más extraño. Cuando nos quedábamos con todo, siempre nos quedábamos cortos. Pero cuando le devolvimos el 10% a Dios, Dios estiró el 90% para que fuera más que adecuado.
Ahora, permítanme detenerme y decir algo más sobre este tema.
¿Significa esto que darle dinero a Dios es realmente una forma astuta de obtener más dinero? Porque los predicadores en la televisión a veces se vuelven un poco tontos con este tema, ¿no creen? Aparecen en la televisión diciendo: "Oh, muchacho, ten fe en Jesús, si me envías cien dólares, Dios te bendecirá con mil más". Eso no es lo que enseña la Biblia. La Biblia enseña que, si honras a Dios con tu diezmo, él te honrará con lo suficiente. Dios quiere que su pueblo desarrolle corazones generosos. ¿Sabes por qué? Porque esa es la naturaleza de Dios.
Ahora bien, sabemos lo difícil que es dar el 10% para mucha gente. Por eso, en Sagebrush tenemos una garantía de devolución de dinero de 90 días. Si después de 90 días de dar el diezmo, es decir dar el 10% del dinero que Dios ha confiado a tu cuidado a la iglesia, Dios no ha sido fiel contigo, te reembolsaremos todo tu dinero, sin hacer ninguna pregunta.
Podrás encontrar el desafío del diezmo de 90 días en nuestra página de internet. También puedes empezar a donar a través de nuestra aplicación Sagebrush en tu teléfono. Incluso, puedes configurar un retiro recurrente desde tu cuenta. Y les prometemos ser buenos administradores del dinero.
Amigos, ustedes están generando un gran impacto cuando dan, no sólo en Nuevo México, sino en todo el mundo. Y cada vez que das a esta iglesia, Dios multiplica ese don e impacta la vida de muchas personas. Entonces, déjame hacerte la última pregunta.
¿Eres una persona generosa o simplemente tienes sentimientos de generosidad?
1. ¿En qué haces bien? ¿Cómo podrías aprovechar tu capacidad para servir a Sagebrush?
2. Lee 1 Corintios 12:21-27. A partir de este pasaje, ¿cuáles son los beneficios de trabajar juntos en la Iglesia? ¿Cuáles son los pligros de no trabajar juntos?
3. Las estadísticas muestran que el 40% de las personas que asisten a la iglesia semanalmente nunca dan. ¿Por qué crees que eso es cierto?
4. ¿Te describirías como una persona generosa? ¿Por qué sí o por qué no?
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