Proximos Pasos: Semana 1

Próximos Pasos: Semana 1 Dia 4

Transcripción de vídeo:

Cuando me convertí en cristiano, pensé que automáticamente dejaría de pecar. Pensé que dejaría de herir a la gente con mis palabras, dejaría de tomar malas decisiones, eliminaría todos mis malos hábitos y viviría perfectamente para Dios a partir de ese momento. Lo que no sabía era que cuando me convertí en cristiano, entré en una guerra espiritual. No sé si lo sabes o no, pero a Satanás no le entusiasma tu decisión de seguir a Jesús.

Jesús se refirió a Satanás como "El ladrón que viene a robar, matar y destruir". Eso se encuentra en el libro de Juan capítulo 10 versículo 10. Eso una mala noticia.  El primer libro de Pedro capítulo 5 versículo 8, está escrito: "Esten alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quien devorar". Permíteme resumir esto para ti. Satanás quiere que tú y yo hagamos el papel de tontos, y tratará de tentarnos una y otra vez para que hagamos el papel de tontos. La mala noticia es que él ya conoce nuestras debilidades y nos atacará en nuestro punto más débil una y otra vez.

Recuerdo una historia que escuché el otro día. En la década de 1920, un rico industrial compró un zoológico. Ahora bien, no era un zoológico público sino un zoológico privado, ubicado en su propiedad para el placer de este hombre y su familia. Bueno, su zoológico representaba una de las colecciones de animales más completas que el mundo haya conocido.

Un día escuchó hablar de un raro y hermoso tipo de gacela africana que no se encontraba en ningún zoológico del mundo, y se obsesionó con la idea de convertirse en el primero en tener uno de estos animales exóticos, así que organizó una expedición a África para conocer al animal. Una y otra vez le dijeron: "Nunca atraparás a uno de estos animales. Son demasiado rápidos. Son demasiado fuertes. Puedes dispararle para matarlo a distancia, pero nunca te acercarás lo suficiente para atraparlo con vida". Pero un periodista que lo acompañaba en el safari lo aconsejo diciendo: "No los escuches. Yo te conseguiré tantas de esas gacelas como tu quieras y no será ningún problema".

Cuando sus scouts localizaron una manada de esas gacelas, hizo una mezcla de avena y cebada enrollada con una melaza y la puso en el suelo en un área abierta en medio de la noche y se fue. La noche siguiente la volvió a esparcir. Durante dos semanas distribuyó esa mezcla en varios lugares alrededor del área, noche tras noche. ¿Y sabes que sucedió? Los animales entraron y se lo comieron.

En la primera noche de la tercera semana, esparció el alimento y puso un poste de dos metros y medio de alto en el suelo, a unos 6 metros de distancia. La noche siguiente esparció la semilla y puso otro poste en el suelo a unos 6 metros en la dirección opuesta. Y cada noche, ¿adivinen qué hacía? Añadió un poste más. Luego empezó a poner tablas entre los postes. Pasaron seis semanas. Continuó añadiendo postes y tablas hasta construir un corral alrededor de su comedero.

Todas las noches esos animales encontraban esos espacios entre los postes, hasta que finalmente el hombre vio a toda la manada pasar por el último espacio. Fue entonces cuando se colocó detrás de los animales y puso la última tabla en su lugar para que los animales quedaran atrapados adentro. Entonces escogió a los animales que le gustaron más y dejó libres a los demás.

Cuando le preguntaron cómo sabía atraparlos, dijo algo que todavía me cala hasta los huesos. Esto es lo que dijo. "Trato a los animales de la misma manera que trato a las personas. Les doy lo que quieren. Les doy comida y refugio. A cambio, ellos me dan su belleza y su libertad".

Esa es una descripción perfecta de la tentación. Obtenemos lo que queremos, pero el costo es nuestra libertad. Cada uno de nosotros tiene al menos una debilidad. Cada uno de nosotros tenemos algún área de nuestra vida que está un poco fuera de control. Entonces, ¿cuál es tu debilidad? Si Satanás pudiera hacer que tu hicieras el papel de tonto, ¿qué usaría para obligarte a hacer eso?

Ahora bien, para algunas personas, esa debilidad es la palabra "rebaja". Compras cosas con dinero que no tienes para impresionar a personas que ni siquiera te agradan. El materialismo y la avaricia es lo que el enemigo usaría contra ti.

Para otras personas, es el sitio de entretenimiento para adultos o disfrutar del placer sexual, a través de observar a otras personas mientras tienen relaciones sexuales. El enemigo usaría tu lujuria para atraparte.

Para otros, la mayor debilidad es la boca. La tendencia a exagerar, mentir o chismear, a espaldas de otras personas. Ahí Satanás usará tu boca para hacerte pasar por un tonto.

Para otros, es una botella con licor o una droga. En ambos casos Satanás usará tu adicción en tu contra.

Para otros, es la alegría que encuentran al juzgar a los demás. Donde tiendes a pensar que eres un poco más guapo o más inteligente que los demás. A Satanás le encantaría usar tu orgullo para atraparte.

¿Qué es eso para ti? ¿Cuál es el área de tu vida que está un poco fuera de control y cómo permitirás que Dios controle esa área de tu vida?

Hablemos de esto. ¿Cómo podemos vencer a la tentación? Bueno, el primer paso para vencer a la tentación es dejar de darnos permiso a nosotros mismo para ponernos en situaciones donde seamos tentados y eventualmente nos rindamos ante esa tentación. Si nos mantenemos alejados de las personas o los lugares que sabemos nos llevarán por mal camino, tenemos más posibilidades de no regresar al mismo camino por el que alguna vez viajamos.

Santiago 1:14 dice: "La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado cuando se deja crecer, da a luz a la muerte."

Ese es el resultado final. Nos metemos en problemas porque queremos jugar con el pecado. Muchas veces queremos saber qué tan cerca podemos estar del fuego sin quemarnos, y esa es una estrategia que nos meterá a ti y a mí en un mundo de problemas. La razón por la que queremos acercarnos lo más posible al pecado es porque el pecado es divertido, al menos por un tiempo, y ese es el problema. No pensamos en las consecuencias a largo plazo. Sólo pensamos en nuestro placer inmediato.

Una persona muy sabia dijo que el pecado tiene un efecto. Hay una descarga de adrenalina cuando hacemos algo malo. De hecho, en ese momento, se puede disfrutar y hasta podríamos pensar que lo que hacemos es muy bueno. Hasta decimos “Estoy pasando el mejor momento de mi vida". Pero tan pronto como se realiza la acción, te das cuenta de que el pecado tiene un contragolpe, y nos golpea con fuerza. Esencialmente el pecado siempre nos cuesta más de lo que queremos pagar.

Cuando nos sentimos tentados a arruinar nuestras vidas, debemos minimizar la recompensa y maximizar el costo. Permíteme decirlo de nuevo. Tienes que minimizar la recompensa y maximizar el costo. El pecado es divertido durante una temporada, y cuando la diversión termina, todo lo que queda es el daño causado por lo que decidiste hacer. El daño causado a ti mismo, a tu cónyuge, a tus hijos, a tu reputación y la culpa por lo que has hecho es abrumador.

Y esa cercanía que una vez experimentaste con Dios se sentirá como un recuerdo distante hasta que aclares con Dios lo que has hecho. Nuestro pecado nos perseguirá día, tras día, tras día, hasta que reparemos las cosas con Dios y con los demás.

Entonces, sea cual sea la frontera donde estes al lado y la cual estés considerando cruzar, será mejor que lo pienses detenidamente. Tienes que preguntarte: "¿Vale la pena? ¿Quiero hacerle esto a mi familia? ¿Quiero hacerme esto a mí mismo? ¿Cuál es la recompensa y cuál es el costo? ¿Quiero hacerle esto a Dios? "

Quiero que entiendas que la tentación es una batalla constante, así que cuando llegue la debilidad, debes tomar ese pensamiento y reenfocarlo en algo que sea mejor. Podemos controlar lo que elegimos pensar. Cuando te viene a la mente ese pensamiento de desobedecer a Dios, lo primero que debemos hacer es orar. "Dios, ayúdame a sacar eso de mi cabeza. Dame la fuerza para alejarme". Y luego, mientras te alejas, coloca otro pensamiento en tu mente para contrarrestar ese pensamiento. Si todo eso no funciona, busca la salida que Dios te está señalando y corre, Forrest, corre hacia esa salida. Aléjate lo más que puedas de ese pecado.

En 1 Corintios 10:13, Pablo escribe: "Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrara una salida, para que puedan resistir.”

Dos cosas quiero que veas en este pasaje. Cada tentación que tú y yo hemos enfrentado alguna vez, ha sido enfrentada por alguien más, así que no estás solo. No estás solo en tu lucha. No permitas que Satanás te haga creer que nadie en el mundo entiende lo que estás pasando porque eso no es cierto. Comparte tu debilidad con los demás. Confía en un amigo para que ore contigo y por ti y te haga responsable. Y cuando te compartan sus debilidades, ora por ellos y hazlos responsables. Luchemos la buena batalla juntos.

Lo segundo que quiero que veas es que tú y yo nunca hemos sido tentados por algo que no podamos resistir. Él dice: "No dejaré que sean tentados más allá de lo que puedan soportar". Imagina que estás en casa de tu novia y sus padres han salido a comer. Las cosas comienzan a calentarse un poco entre ustedes dos, y ninguno de los dos piensa que pueda parar, cuando de repente escuchas que se abre la puerta de la cochera y escuchas al padre de tu novia decirle a su esposa: "Cariño, lamento que no te sientas bien. Entremos para que te tomes un Tylenol".

Ahora, aquí está mi pregunta. ¿Eres capaz de parar? Si estás caminando con el Señor y estás escuchando al Espíritu Santo, el Espíritu Santo puede comunicarse contigo tan claramente como el portazo de un auto. Dios te dará fuerza. Él te dará la fuerza que nunca supiste que pudieras tener para decir "no" al pecado y "sí" a una vida mejor, pero tienes que desearla.

Amigos, esto es algo serio. Antes de finalizar esta lección, permíteme dejarte con este pensamiento aterrador. La Biblia describe a quienes siguen a Jesús como ovejas, y la Biblia describe a Satanás como un león. No sé si lo sabes o no, pero una oveja no es rival para un león. Un corderito perderá esa pelea cada vez. Si intentamos enfrentar la tentación por nuestra propia cuenta, seremos devorados. Pero anímate, corderito. Tenemos un gran pastor en Jesús, el cual cuida de su rebaño. Corre hacia él. Él puede lidiar con ese león. Ya se ha enfrentado contra él en el pasado y Jesús ha ganado la batalla, así que mantente lo más cerca posible con él.