Primeros Pasos: Oración

Estudio Bíblico De Juan: Día 21

Lee Juan 21:1-25.

Cuando nació mi dulce sobrina, su hermano mayor de dos años y medio decidió que quería empezar a beber del biberón nuevamente. Él había estado bebiendo en vasitos con sorbete y comiendo alimentos sólidos, pero de repente decidió que quería volver al biberón. Mi familia y yo le dijimos que no necesitaba el biberón porque ya no era un bebe sino un “niño grande”. También le enseñamos que podía beber con vasitos con sorbete y comer alimentos sólidos, porque eran mucho mejores que los biberones que bebía su hermana. ¿Por qué quería volver a su antigua forma de vida cuando el mundo de los vasitos con sorbete y la comida sólida era mucho mejor? Al igual que mi sobrino, a veces podemos sentirnos tentados a volver a nuestra antigua forma de vida en lugar de seguir a Jesús. Cuando esto sucede, las Escrituras nos recuerdan que debemos abandonar nuestros viejos estilos de vida y seguir a Jesús. Después de todo, ¡eso es mucho mejor!

En el capítulo 21 del libro de Juan encontramos una escena interesante. Un día Pedro decidió ir a pescar y un grupo de discípulos se fue con él. Puede que esto no parezca extraño, pero tomemos un minuto y pensemos en la última vez que vimos a Pedro pescando. Eso lo vemos en el capítulo 4 del libro de Mateo donde Pedro, Andrés, Santiago y Juan se dedicaban a la pesca antes que Jesús los llamara a ser discípulos. Cuando los llamó a seguirlo, los llamó a pescar personas en lugar de comida.

En ese momento, dejaron todo y siguieron a Jesús. Así dejaron atrás su antigua forma de vida por algo que era mucho mejor: Jesús y su misión. Ahora, en el capítulo 21, Pedro decidió ir a pescar nuevamente. Con ello, estaba volviendo a su antigua forma de vida. No estamos seguros por qué, tal vez Pedro se sintió avergonzado porque había negado a Jesús tres veces durante su arresto. Quizás ya no se sentía calificado para ser discípulo de Jesús. Fuera lo que fuera, Pedro y algunos de los discípulos estaban pescando en el mar de Galilea.

Mientras pescaban, Jesús se apareció junto a la orilla del mar. Aunque los discípulos no habían pescado nada en todo el día, de repente Jesús hizo un milagro y pudieron pescar tanto que no pudieron subir las redes a la barca. Más tarde ese día, los discípulos y Jesús compartieron una comida juntos. Mientras comían, Jesús le hizo una pregunta a Pedro tres veces: “¿Me amas?”

Al preguntar los mismo tres veces, Jesús estaba restaurando Su relación con Pedro. Le estaba dando a Pedro tres oportunidades más para confesar su amor por Jesús. Cuando Pedro respondió a las preguntas de Jesús con un “sí”, cada vez, Jesús le dio la misión de cuidar de sus “ovejas”. En otras palabras, Jesús estaba llamando a Pedro para que cuidara de los creyentes y les hablara de Jesús. Mientras continuaban hablando, Jesús le dio una orden familiar a Pedro: Sígueme (versículo 20). Esta fue la orden que Jesús dio cuando llamó a Pedro a dejar de pescar para comer y, en cambio, pescar personas. Al dar este mandato nuevamente, Jesús estaba llamando a Pedro a no volver a su antigua forma de vida sino a seguirlo para ser pescador de personas. Después de todo, su vida con Jesús era mucho mejor que su vida anterior.

Quizás hoy necesites el mismo recordatorio que Jesús le dio a Pedro ese día. Quizás cuando tomaste la decisión de entregar tu vida a Cristo, estabas muy contento y dispuesto para dejar atrás tu antigua vida para servir a Jesús. Sin embargo, has empezando a perder algo de ese entusiasmo por Él y te sientes tentado a volver a algunos de tus viejos hábitos y estilos de vida. Amigo mío, no vuelvas a tu antigua forma de vida. ¡Tu vida con Jesús es mucho mejor! Continúa siguiéndolo hoy.

AVANZAR HACIA LA ACCIÓN

Pasa unos momentos para recordar cuando comenzaste a seguir a Jesús y ver donde te encuentras hoy. ¿Has perdido el entusiasmo? ¿Te han dado ganas de volver a tu antiguo estilo de vida? En tu diario, escribe sobre cómo era tu vida cuando decidiste seguir a Jesús por primera vez. Recuerda la felicidad, la pasión, y la paz que sentiste. Espero que ese recuerdo te impulse a seguir siguiendo a Jesús con todas tus fuerzas. Él se lo merece. No podrás estar satisfecho en ningún otro lugar.