Primeros Pasos: Biblia

Estudio Bíblico de Juan: Día 8

Lee Juan 8:1-59.

La conversación entre Jesús y la mujer al comienzo del capítulo 8 del libro de Juan es significativa. Es una de las interacciones más hermosas en las Escrituras. En solo dos frases, Jesús le hizo saber a esta mujer que era aceptada y al mismo tiempo que estaba siendo llamada a dejar de vivir en pecado, es decir, no estaba obedeciendo a Dios.

En el capítulo 8 del libro de Juan, los líderes religiosos judíos llevaron a Jesús con una mujer que había sido sorprendida cometiendo adulterio. Mientras estaba frente a una multitud, le preguntaron a Jesús cual seria la consecuencia de su pecado. Mira, para los israelitas, ser sorprendido en adulterio merecía ser castigado severamente. Enfrentándolos, Jesús respondió que la persona que no tuviera ningún pecado seria la única que podría haber apedreado a la mujer. Lo que sucedió después fue increíble. Uno por uno de los que estaban en ese lugar se fueron de ahí hasta que no quedó nadie que la acusara. Naturalmente, se alejaron porque todos sabían que habían pecado o desobedecido a Dios.

Después de que todos se marcharon, Jesús le preguntó a la mujer, ¿a dónde se han ido tus acusadores? La mujer reconoció que nadie la había condenado. Entonces, Jesús pronunció dos frases que estoy seguro cambiaron su vida. “Yo tampoco. Vete y no peques más” (versículo 11).

Jesús le comunicó dos cosas a esta mujer en Juan 8:11. Él le dijo que no la estaba condenando por su pecado, la desobediencia hacia Dios. De hecho, Jesús era la única persona que estaba en ese lugar libre de pecado y Jesús tenía la autoridad de haber apedreado a la mujer. En su lugar, Él le mostró una bondad inmerecida. Le mostro su aceptación. Jesús no aprobaba su pecado, pero la aceptaba como una persona digna de gracia y con una nueva oportunidad de vivir de manera diferente. Al mismo tiempo, le dijo que dejara de vivir en desobediencia a Dios. Él le dijo la verdad para comunicarle que, aunque la aceptaba, no aprobaba su pecado. Todo esto fue hecho con amor.

Cuando decidimos seguir a Jesús, todo cambia. Nos llama a vivir para Él en lugar de vivir para nosotros mismos. Él nos llama a vivir de una manera que nuestro estilo de vida le dé honra. Eso significa que debemos abandonar nuestro pecado. Esto puede parecer abrumador o desafiante, pero la buena noticia es que Él nos ayudará a superar cualquier dificultad. EL pedir a Jesús por su ayuda y por la de nuestros hermanos cristianos, es una excelente manera de esforzarnos para honrar a Jesús y abandonar a nuestro pecado.

AVANZAR HACIA LA ACCIÓN

Anteriormente, en nuestro estudio del libro de Juan, fuiste desafiado a confesar tu pecado a Dios y decirle que estas arrepentido. Es importante que no sólo reconozcas tu pecado ante Dios sino también ante las personas piadosas y dignas de confianza que pueden ayudarte en tu batalla contra el pecado. Decide hoy a reconocer tu lucha contra el pecado en la presencia de un amigo cristiano y pídele que te ayude en tu lucha por de dejar de pecar para honrar a Dios.