Lee Juan 11:1-57.
"¿Por qué?" Esa es la pregunta que todos nos hacemos cuando ocurren tragedias en nuestras vidas. Cuando nuestros seres queridos se enferman, nos preguntamos: "¿Por qué?" Cuando un ataque de depresión se apodera de nosotros, nos preguntamos: “¿Por qué Dios permitió que me pasara esto?” Cuando llega la crisis financiera, le preguntamos a Dios: "¿Por qué?" Cuando ocurre una muerte y perdemos a un ser querido, cuestionamos a Dios. Quizás pienses que el preguntar “por qué” y cuestionar a Dios en tiempos de crisis es un reflejo de nuestra debilidad. Sin embargo, hoy vamos a aprender que Dios está de acuerdo con nuestras preguntas. También, veremos que Él se preocupa profundamente por nosotros y sufre junto con nosotros en nuestro dolor.
En el libro de Juan capítulo 11, dos queridos amigos de Jesús le enviaron un mensaje para avisarle que Lázaro, su hermano, estaba enfermo. “Señor, tu querido amigo está muy enfermo” (versículo 3).
Después de recibir la noticia, Jesús hizo algo que puede parecernos inesperado: Decidió quedarse donde estaba por dos días más. De hecho, esperó hasta que Lázaro falleciera para ir a verlo. Cuando llegó para ver a María y Marta, Marta se dirigió a Jesús y le dijo las palabras que probablemente todos hubiéramos estado pensando: “Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no se habría muerto” (versículo 21).
En otras palabras: "Jesús, podrías haber hecho algo, pero no lo hiciste". Después de conversar con Marta, Jesús habló con María. Tan pronto como María vio a Jesús, cayó a sus pies y lloró, diciendo las palabras que también decía su hermana: “Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no se habría muerto” (versículo 32). Jesús lloró conmovido por el dolor que sintió y pidió ver el lugar donde habían enterrado a Lázaro.
Después de llorar con María, Marta y todos los que amaban a Lázaro, Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos. Llamó a Lázaro por nombre para que saliera del sepulcro y así lo hizo. Como resultado de este increíble milagro, muchas personas creyeron en Jesús (versículo 45).
Este fue el plan de Jesús desde el principio. Sabía que Lázaro se levantaría de entre los muertos a través de la manifestación de su poder. Esto genera una pregunta: Si Jesús sabía que Lázaro estaba a punto de resucitar de entre los muertos, ¿por qué lloró? Yo creo que Jesús lloró por el dolor que sentían María, Marta y las demás personas que conocían y amaban a Lázaro. El dolor de ellos lo conmovió. Querido amigo, Jesús también se conmueve por tu dolor.
Si estas pasando por un momento difícil, seguramente te preguntaras, por qué Dios te permite afrontar una situación tan difícil. ¿Le preguntas a Dios si se acuerda de ti en tu dolor? ¿O, le preguntas si eres importante para El? Amigo mío, consuélate con el hecho de que “Jesús lloró” (Juan 11:35). Lloró con María y Marta, y llora contigo también. Así como Él estuvo presente en la vida de Lázaro, Él está presente en tu vida también, aun cuando no puedas verlo.
Si hoy te sientes un poco como se sintieron María y Marta y te preguntas dónde está Dios en tu dolor, es probable que también te sientas triste, solitario, o herido por las circunstancias de tu vida. Es posible que otras personas te hayan lastimado o decepcionado. Quizás te sientas solo, aislado, o completamente perdido en tu dolor. En este momento tu tarea más importante es decirle a Dios como te sientes. Cuéntale todo. Pasa un tiempo ahora mismo y ora a Dios. A Él le importa. Él siente tu dolor. No huyas de esto. Dios caminará contigo a través de esta situación. Aférrate a la verdad de que Él está presente en tu vida, aunque no lo puedas ver.
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