Primeros Pasos: Biblia

Estudio Bíblico De Juan: Día 10

Lee Juan 10:1-42.
Hay pocas personas en este mundo por las que recibiría una bala, pero si tal situación surgiera, sin duda,
recibiría una bala por mi sobrina y mi sobrino. Eso es así porque los conozco y amo intensamente. ¿Pero
para un extraño o alguien que me ha hecho daño? Absolutamente no recibiría una bala por esa persona.
¿Tu si lo harías? Alabado sea Dios porque Él opera de manera muy diferente a nosotros. Las Escrituras
nos enseñan la increíble y asombrosa verdad de que mientras estábamos muertos en nuestro pecado,
siendo desobedientes y enemigos de Dios, Jesús voluntariamente murió por nosotros.


En Juan capítulo diez, Jesús estaba hablando con sus discípulos cuando proclamó: “Yo soy el Buen Pastor.
El Buen Pastor sacrifica su vida por las ovejas” (versículo 11). Continuó diciendo que nadie lo obligaría a
dar Su vida, sino que Él voluntariamente se sacrificaría por los pecados de la humanidad (versículos 17-
18). Todo lo que Jesús dijo en estos versículos sirve para darnos una idea de lo que estaba por venir.
Mira, la misión de Jesús era venir al mundo para vivir una vida perfecta, que ninguno de nosotros podría
vivir, para después morir en una cruz y resucitar de entre los muertos para que la humanidad pudiera ser
rescatada de su pecado y de su desobediencia hacia Dios. Él conocía Su misión y decidió cumplirla
voluntariamente.


Jesús no sólo dijo estas cosas a sus discípulos; Él las demostró. No mucho después de que Jesús dijera
estas cosas, Él voluntaria y deliberadamente murió en la cruz para pagar por los pecados del mundo,
incluido el tuyo. Cuando Jesús hizo esto, El demostró cuánto te ama. No escatimó en gastos a la hora de
comprar tu salvación o restaurar tu relación con Dios. Amigo mío, eres muy amado. No hay nada que
Dios no haría para ofrecerte salvación y vida eterna con Él para siempre. Consuélate hoy a través del
extravagante amor que Jesús tiene por ti.


AVANZAR HACIA LA ACCIÓN

Jesús te amó tanto que murió voluntariamente por ti. No tenía por qué hacerlo. Él eligió hacerlo. En tu
diario o libreta, toma un tiempo para reflexionar y meditar sobre esta hermosa verdad, que cuando
estabas muerto en tu pecado y eras enemigo de Dios, Jesús murió por ti, porque te ama. ¡Alabado sea
Dios por Su gracia, regalo inmerecido, al darnos lo que no merecemos: la salvación y la vida eterna!