Primeros Pasos: Bautismo

Estudio Bíblico de Juan: Día 7

Lee Juan 7:1-52.

Me encanta celebrar. Sea cual sea la ocasión, cumpleaños, festividades, un proyecto exitoso, estoy listo para unirme a mis amigos y familiares a celebrar. Lo que tanto me gusta sobre la celebración es que nos hace reflexionar y recordar lo bueno que Dios ha sido con nosotros. Cuando no nos detenemos a celebrar, somos propensos a olvidar Su bondad.

Esto es precisamente el por qué el pueblo de Israel se toma un tiempo cada año para recordar la bondad de Dios y celebrarla. La celebración se conoce como la Fiesta de los Tabernáculos y se lleva a cabo todos los años.

Cada año, en la Fiesta de los Tabernáculos, el pueblo de Israel se toma un tiempo para recordar cómo Dios ha cuidado de ellos a lo largo de su historia. El capítulo 7 del libro de Juan cuenta la historia de la Fiesta de los Tabernáculos. Ahí se relata que, durante el festival, muchas personas hablaban de Jesús. Sus milagros y enseñanzas habían causado revuelo en la comunidad. Algunas personas estaban asombradas por Él, mientras que otras lo cuestionaban.

Cuando el festival estaba a la mitad, Jesús comenzó a enseñar y las personas estaban asombradas. A medida que continuaba enseñando, afirmaba que Él era Dios. Algunos en la multitud creían, pero otros eran escépticos. En el último día del Festival, Jesús se levantó y dijo: “¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: ‘De su corazón, brotaran ríos de agua viva.’” (Juan 7:37b-38).

Al igual que Jesús le dijo a la mujer samaritana en el capítulo 4 del libro de Juan, Él es el único que puede satisfacernos completamente. Solamente Jesús puede saciar nuestra sed de pertenencia, satisfacción y plenitud que cada uno de nosotros tiene.

Mientras estaban en el festival celebrando la bondad de Dios, muchas de las personas en la multitud estaban enfocadas en otras cosas causando que no se dieran cuenta del mejor regalo que Dios nos ha dado: Jesús.

Jesús, venido a la tierra para morir por sus pecados, estaba frente a ellos, y muchos no lo vieron. No creyeron que Él fuera el Hijo de Dios porque estaban buscando a alguien que fuera un gobernante político en la tierra. Sin embargo. El reino de Dios no es de este mundo. Por eso, Jesús no se dedicó a tener un movimiento político. Le preocupaban más las cosas de Dios que durarán para siempre.

Algunas veces esto también nos sucede. Nos distraemos. Nos enfocamos tanto en las cosas que deseamos tener o en las cosas que poseemos y que quisiéramos no tener, que dejamos de ver las formas en que Él nos ha provisto.

Dios es un proveedor generoso. Nos da lo que necesitamos. Ya nos ha dado lo último que necesitamos: una relación con Él a través de la muerte y resurrección de Jesús.

¡Aliéntate al reconocer la manera en la que Dios ha previsto por ti hoy!

AVANZANDO HACIA LA ACCIÓN

Al igual que el pueblo de Israel, necesitamos dedicar un tiempo para celebrar la bondad de Dios hacia nosotros porque si no tenemos cuidado, dejaremos de notarlas.

Reflexiona por un momento para hacer una lista de cómo Dios ha sido bueno contigo. Recuerda cómo ha satisfecho tus necesidades. ¿Te ha provisto con un buen amigo cuando estabas solo? ¡Escríbelo! ¿Te ha provisto cuando necesitabas ayuda financiera? ¡Escríbelo! ¿Te ha provisto de aliento justo cuando lo necesitabas? ¡Escribe eso también!

No olvides agregar el regalo de la salvación a través de la muerte y resurrección de Jesús en tu lista también. ¡Amigo, Él ha sido tan, tan bueno contigo! Celebra su bondad hacia ti hoy.