Esta semana, en nuestra serie, La historia más grande jamás contada, observamos una época oscura para la nación de Israel. En ese momento, Israel estaba dividido en dos reinos: el Reino del Norte de Israel y el Reino del Sur de Judá. Ambos reinos finalmente se olvidaron de Dios y cedieron a la adoración de ídolos. Como resultado, Dios permitió que ambos reinos fueran llevados cautivos por las naciones vecinas. Este fue un tiempo difícil y caótico que resultó del olvido de Dios y el retorno a los ídolos. Durante este tiempo, hubo varios exiliados que se mantuvieron fieles a su fe y vivieron con valentía, incluso cuando sus vidas estaban en juego.
¿Qué cosa valiente has hecho alguna vez?
1. Lea Daniel 1:3-16, una historia sobre cuatro jóvenes del Reino del Sur de Judá que fueron llevados cautivos a Babilonia. ¿Qué comunicaron Daniel, Sadrac, Mesac y Abednego al rey Nabucodonosor y a sus funcionarios al negarse a comer la carne y beber el vino que había sido sacrificado a los ídolos? Daniel 1:3-16 (NTV)
3 Luego el rey ordenó a Aspenaz, jefe del Estado Mayor, que trajera al palacio a algunos de los jóvenes de la familia real de Judá y de otras familias nobles, que habían sido llevados a Babilonia como cautivos. 4 «Selecciona solo a jóvenes sanos, fuertes y bien parecidos—le dijo—. Asegúrate de que sean instruidos en todas las ramas del saber, que estén dotados de conocimiento y de buen juicio y que sean aptos para servir en el palacio real. Enseña a estos jóvenes el idioma y la literatura de Babilonia». 5 El rey les asignó una ración diaria de la comida y del vino que provenían de su propia cocina. Debían recibir entrenamiento por tres años y después entrarían al servicio real. 6 Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron cuatro de los jóvenes seleccionados, todos de la tribu de Judá. 7 El jefe del Estado Mayor les dio nuevos nombres babilónicos: A Daniel lo llamó Beltsasar. A Ananías lo llamó Sadrac. A Misael lo llamó Mesac. A Azarías lo llamó Abed-nego. 8 Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y el vino dados por el rey. Le pidió permiso al jefe del Estado Mayor para no comer esos alimentos inaceptables. 9 Ahora bien, Dios había hecho que el jefe del Estado Mayor le tuviera respeto y afecto a Daniel, 10 pero le respondió: «Tengo miedo de mi señor el rey quien ordenó que ustedes comieran estos alimentos y bebieran este vino. Si se vuelven pálidos y delgados en comparación con otros jóvenes de su edad, temo que el rey mandará a decapitarme». 11 Entonces Daniel habló con el asistente que había sido designado por el jefe del Estado Mayor para cuidar a Daniel, Ananías, Misael y Azarías, 12 y le dijo: «Por favor, pruébanos durante diez días con una dieta de vegetales y agua. 13 Al cumplirse los diez días, compara nuestro aspecto con el de los otros jóvenes que comen de la comida del rey. Luego decide de acuerdo con lo que veas». 14 El asistente aceptó la sugerencia de Daniel y los puso a prueba por diez días. 15 Al cumplirse los diez días, Daniel y sus tres amigos se veían más saludables y mejor nutridos que los jóvenes alimentados con la comida asignada por el rey. 16 Así que, desde entonces, el asistente les dio de comer solo vegetales en lugar de los alimentos y el vino que servían a los demás.
2. Lee Daniel 3:4-18.¿Pusieron Sadrac, Mesac y Abednego su esperanza durante esta situación cuando sus vidas estaban en juego? Daniel 3:4-18 (NTV)
4 Entonces un vocero proclamó: «¡Gente de todas las razas, naciones y lenguas escuchen el mandato del rey! 5 Cuando oigan tocar la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales, inclínense rostro en tierra y rindan culto a la estatua de oro del rey Nabucodonosor. 6 ¡Cualquiera que se rehúse a obedecer será arrojado inmediatamente a un horno ardiente!». 7 Así que al sonido de los instrumentos musicales, toda la gente, de cualquier raza, nación o lengua, se inclinó rostro en tierra y rindió culto a la estatua de oro que había levantado el rey Nabucodonosor.8 Sin embargo, algunos de los astrólogos se presentaron ante el rey y denunciaron a los judíos. 9 Dijeron al rey Nabucodonosor: «¡Que viva el rey! 10 Usted emitió un decreto que exige a todo el pueblo inclinarse y rendir culto a la estatua de oro al oír tocar la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales. 11 Ese decreto también establece que quienes se rehúsen a obedecer serán arrojados dentro de un horno ardiente. 12 Pues hay algunos judíos—Sadrac, Mesac y Abed-nego—a los que usted puso a cargo de la provincia de Babilonia que no le prestan atención, su majestad. Se niegan a servir a los dioses de su majestad y no rinden culto a la estatua de oro que usted ha levantado». 13 Entonces Nabucodonosor se enfureció y ordenó que trajeran ante él a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Cuando los trajeron, 14 Nabucodonosor les preguntó: —¿Es cierto, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que ustedes se rehúsan a servir a mis dioses y a rendir culto a la estatua de oro que he levantado? 15 Les daré una oportunidad más para inclinarse y rendir culto a la estatua que he hecho cuando oigan el sonido de los instrumentos musicales. Sin embargo, si se niegan, serán inmediatamente arrojados al horno ardiente y entonces, ¿qué dios podrá rescatarlos de mi poder? 16 Sadrac, Mesac y Abed-nego contestaron: —Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted. 17 Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad; 18 pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado.
4 Entonces un vocero proclamó: «¡Gente de todas las razas, naciones y lenguas escuchen el mandato del rey! 5 Cuando oigan tocar la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales, inclínense rostro en tierra y rindan culto a la estatua de oro del rey Nabucodonosor. 6 ¡Cualquiera que se rehúse a obedecer será arrojado inmediatamente a un horno ardiente!».
7 Así que al sonido de los instrumentos musicales, toda la gente, de cualquier raza, nación o lengua, se inclinó rostro en tierra y rindió culto a la estatua de oro que había levantado el rey Nabucodonosor.8 Sin embargo, algunos de los astrólogos se presentaron ante el rey y denunciaron a los judíos. 9 Dijeron al rey Nabucodonosor: «¡Que viva el rey! 10 Usted emitió un decreto que exige a todo el pueblo inclinarse y rendir culto a la estatua de oro al oír tocar la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales. 11 Ese decreto también establece que quienes se rehúsen a obedecer serán arrojados dentro de un horno ardiente. 12 Pues hay algunos judíos—Sadrac, Mesac y Abed-nego—a los que usted puso a cargo de la provincia de Babilonia que no le prestan atención, su majestad. Se niegan a servir a los dioses de su majestad y no rinden culto a la estatua de oro que usted ha levantado». 13 Entonces Nabucodonosor se enfureció y ordenó que trajeran ante él a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Cuando los trajeron, 14 Nabucodonosor les preguntó: —¿Es cierto, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que ustedes se rehúsan a servir a mis dioses y a rendir culto a la estatua de oro que he levantado? 15 Les daré una oportunidad más para inclinarse y rendir culto a la estatua que he hecho cuando oigan el sonido de los instrumentos musicales. Sin embargo, si se niegan, serán inmediatamente arrojados al horno ardiente y entonces, ¿qué dios podrá rescatarlos de mi poder? 16 Sadrac, Mesac y Abed-nego contestaron: —Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted. 17 Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad; 18 pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado.
3. Lee Daniel 6:1-14. ¿Cuál era la reputación de Daniel según este pasaje de las Escrituras? Daniel 6:1-14
6 Darío el medo decidió dividir el reino en ciento veinte provincias y nombró a un alto funcionario para gobernar cada provincia. 2 Asimismo, el rey escogió a Daniel y a dos personas más como administradores para que supervisaran a los altos funcionarios y protegieran los intereses del rey. 3 Pronto Daniel demostró ser más capaz que los otros administradores y altos funcionarios. Debido a la gran destreza administrativa de Daniel, el rey hizo planes para ponerlo frente al gobierno de todo el imperio. 4 Entonces los demás administradores y altos funcionarios comenzaron a buscar alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza. 5 Finalmente llegaron a la siguiente conclusión: «Nuestra única posibilidad de encontrar algún motivo para acusar a Daniel será en relación con las normas de su religión». 6 Así que los administradores y los altos funcionarios se presentaron ante el rey y dijeron: «¡Que viva el rey Darío! 7 Todos nosotros—administradores, autoridades, altos funcionarios, asesores y gobernadores—nos hemos puesto de acuerdo en que el rey apruebe una ley que se haga cumplir estrictamente. Ordene usted que, en los próximos treinta días, todo aquel que ore a quien sea, divino o humano—excepto a usted, su majestad—, sea arrojado al foso de los leones. 8 Ahora bien, su majestad, emita y firme esta ley de tal modo que no pueda ser alterada, una ley oficial de los medos y de los persas que no puede ser revocada». 9 Así que el rey Darío firmó la ley. 10 Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios. 11 Entonces los funcionarios fueron juntos a la casa de Daniel y lo encontraron orando y pidiéndole a Dios que lo ayudara. 12 De manera que fueron directo al rey y le recordaron el decreto. —¿No firmó usted una ley por la cual, durante los próximos treinta días, todo aquel que ore a quien sea, divino o humano—excepto a usted, su majestad—, sea arrojado al foso de los leones? —Sí—contestó el rey—, esa decisión sigue en pie; es una ley oficial de los medos y de los persas que no puede ser revocada. 13 Entonces le dijeron al rey: —Ese hombre Daniel, uno de los cautivos de Judá, no hace caso a usted ni a su ley. Sigue orando a su Dios tres veces al día. 14 Al oír esto, el rey se angustió mucho y procuró encontrar un modo de salvar a Daniel. Pasó el resto del día buscando una manera de librarlo de ese aprieto.
6 Darío el medo decidió dividir el reino en ciento veinte provincias y nombró a un alto funcionario para gobernar cada provincia. 2 Asimismo, el rey escogió a Daniel y a dos personas más como administradores para que supervisaran a los altos funcionarios y protegieran los intereses del rey. 3 Pronto Daniel demostró ser más capaz que los otros administradores y altos funcionarios. Debido a la gran destreza administrativa de Daniel, el rey hizo planes para ponerlo frente al gobierno de todo el imperio.
4 Entonces los demás administradores y altos funcionarios comenzaron a buscar alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza. 5 Finalmente llegaron a la siguiente conclusión: «Nuestra única posibilidad de encontrar algún motivo para acusar a Daniel será en relación con las normas de su religión». 6 Así que los administradores y los altos funcionarios se presentaron ante el rey y dijeron: «¡Que viva el rey Darío! 7 Todos nosotros—administradores, autoridades, altos funcionarios, asesores y gobernadores—nos hemos puesto de acuerdo en que el rey apruebe una ley que se haga cumplir estrictamente. Ordene usted que, en los próximos treinta días, todo aquel que ore a quien sea, divino o humano—excepto a usted, su majestad—, sea arrojado al foso de los leones. 8 Ahora bien, su majestad, emita y firme esta ley de tal modo que no pueda ser alterada, una ley oficial de los medos y de los persas que no puede ser revocada». 9 Así que el rey Darío firmó la ley. 10 Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios. 11 Entonces los funcionarios fueron juntos a la casa de Daniel y lo encontraron orando y pidiéndole a Dios que lo ayudara. 12 De manera que fueron directo al rey y le recordaron el decreto. —¿No firmó usted una ley por la cual, durante los próximos treinta días, todo aquel que ore a quien sea, divino o humano—excepto a usted, su majestad—, sea arrojado al foso de los leones? —Sí—contestó el rey—, esa decisión sigue en pie; es una ley oficial de los medos y de los persas que no puede ser revocada. 13 Entonces le dijeron al rey: —Ese hombre Daniel, uno de los cautivos de Judá, no hace caso a usted ni a su ley. Sigue orando a su Dios tres veces al día. 14 Al oír esto, el rey se angustió mucho y procuró encontrar un modo de salvar a Daniel. Pasó el resto del día buscando una manera de librarlo de ese aprieto.
4. Lee Daniel 6:15-17. ¿Cuál fue el resultado de la fidelidad de Daniel a Dios en este pasaje de las Escrituras? Daniel 6:16-27 (NTV)
15 Por la noche, los hombres volvieron a presentarse ante el rey y dijeron: «Su majestad, usted sabe que según las leyes de los medos y los persas, ninguna ley firmada por el rey puede ser modificada». 16 Entonces, finalmente el rey ordenó que arrestaran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey le dijo: «Que tu Dios, a quien sirves tan fielmente, te rescate». 17 Así que trajeron una piedra y la colocaron sobre la boca del foso. El rey selló la piedra con su sello real y los sellos de sus nobles para que nadie pudiera rescatar a Daniel. 18 Luego el rey regresó al palacio y pasó la noche en ayuno. Rechazó sus entretenimientos habituales y no pudo dormir en toda la noche. 19 Muy temprano a la mañana siguiente, el rey se levantó y fue deprisa al foso de los leones. 20 Cuando llegó allí, gritó con angustia: —¡Daniel, siervo del Dios viviente! ¿Pudo tu Dios, a quien sirves tan fielmente, rescatarte de los leones? 21 Y Daniel contestó: —¡Que viva el rey! 22 Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su majestad. 23 El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. No tenía ningún rasguño, porque había confiado en su Dios. 24 Entonces el rey dio órdenes de que arrestaran a los hombres que maliciosamente habían acusado a Daniel y los hizo echar al foso de los leones, junto con sus esposas y con sus hijos. Los leones saltaron sobre ellos y los despedazaron aun antes de que llegaran al piso del foso. 25 Después el rey Darío envió el siguiente mensaje a la gente de toda raza, nación y lengua en el mundo entero: «¡Paz y prosperidad a todos ustedes! 26 »Ordeno que en mi reino toda persona tiemble con temor delante del Dios de Daniel. Pues él es el Dios viviente, y permanecerá para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio nunca tendrá fin. 27 Él rescata y salva a su pueblo; realiza señales milagrosas y maravillas en los cielos y en la tierra. Él ha rescatado a Daniel del poder de los leones».
15 Por la noche, los hombres volvieron a presentarse ante el rey y dijeron: «Su majestad, usted sabe que según las leyes de los medos y los persas, ninguna ley firmada por el rey puede ser modificada».
16 Entonces, finalmente el rey ordenó que arrestaran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey le dijo: «Que tu Dios, a quien sirves tan fielmente, te rescate».
17 Así que trajeron una piedra y la colocaron sobre la boca del foso. El rey selló la piedra con su sello real y los sellos de sus nobles para que nadie pudiera rescatar a Daniel. 18 Luego el rey regresó al palacio y pasó la noche en ayuno. Rechazó sus entretenimientos habituales y no pudo dormir en toda la noche. 19 Muy temprano a la mañana siguiente, el rey se levantó y fue deprisa al foso de los leones. 20 Cuando llegó allí, gritó con angustia: —¡Daniel, siervo del Dios viviente! ¿Pudo tu Dios, a quien sirves tan fielmente, rescatarte de los leones? 21 Y Daniel contestó: —¡Que viva el rey! 22 Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su majestad. 23 El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. No tenía ningún rasguño, porque había confiado en su Dios. 24 Entonces el rey dio órdenes de que arrestaran a los hombres que maliciosamente habían acusado a Daniel y los hizo echar al foso de los leones, junto con sus esposas y con sus hijos. Los leones saltaron sobre ellos y los despedazaron aun antes de que llegaran al piso del foso. 25 Después el rey Darío envió el siguiente mensaje a la gente de toda raza, nación y lengua en el mundo entero: «¡Paz y prosperidad a todos ustedes! 26 »Ordeno que en mi reino toda persona tiemble con temor delante del Dios de Daniel. Pues él es el Dios viviente, y permanecerá para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio nunca tendrá fin. 27 Él rescata y salva a su pueblo; realiza señales milagrosas y maravillas en los cielos y en la tierra. Él ha rescatado a Daniel del poder de los leones».
1.¿Qué puntos en común ves acerca de las características de las personas en las Escrituras que estudiamos hoy?
2. ¿Hay alguna situación en tu vida en la que necesites valentía?
3.¿Qué te impide vivir con valentía?
Su tarea hoy es orar juntos. Específicamente, ore por valentía como la que tuvieron Daniel, Sadrac, Mesac y Abednego. Pídele a Dios que te dé todo el valor para mantenerte firme en tu fe sin vacilar, incluso cuando mantenerse firme pueda resultar costoso. Comprométete a buscar oportunidades para mostrar valentía durante el resto de la semana.
Escuchamos en el sermón del fin de semana que los judíos estuvieron en el exilio durante 70 años y que 50,000 judíos regresaron del exilio a casa en el 538 a.C. Algunos se quedaron atrás. Los judíos que regresaron asumieron las tareas críticas de reconstruir el templo de Jerusalén y los muros de Jerusalén que habían sido destruidos. Miremos lo que sucedió durante este tiempo después del exilio y aprendamos cómo Dios obró a través de su pueblo durante este tiempo.
Una de las tareas que asumió el pueblo judío cuando regresó a casa fue reconstruir el templo de Jerusalén, que había sido destruido. El Templo era el lugar donde el pueblo judío adoraba a Dios y donde Dios habitaba con Su pueblo. Hageo registra el llamado de Dios al pueblo judío a reconstruir el Templo. Cuando recibieron el llamado, el profeta Hageo abrió el camino y todos estaban entusiasmados cuando comenzaron a reconstruir el Templo de Jerusalén. Desafortunadamente, eventualmente perdieron el entusiasmo por reconstruir el Templo y tuvieron que acordarse de completar la tarea que Dios les había encomendado.
1. Lee Hageo 2:1-9, donde Dios les da a los israelitas un segundo llamado a reconstruir el Templo.
Hageo 2:1-9
2 Entonces el 17 de octubre de ese mismo año, el Señor envió otro mensaje por medio del profeta Hageo: 2 «Di lo siguiente a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y al remanente del pueblo de Dios allí en la tierra: 3 “¿Alguno de ustedes recuerda esta casa—este templo—con su antiguo esplendor? ¿Cómo se compara este con el otro? ¡No se parecen en nada! 4 Sin embargo, ahora el Señor dice: Zorobabel, sé fuerte. Jesúa, hijo de Jehosadac, sumo sacerdote, sé fuerte. Ustedes que aún quedan en la tierra, sean fuertes. Así que ahora, ¡manos a la obra!, porque yo estoy con ustedes, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 5 Mi Espíritu permanece entre ustedes, así como lo prometí cuando salieron de Egipto. Por lo tanto, no teman”. 6 »El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. 7 Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 8 La plata es mía y el oro es mío, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 9 La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!”».
2 Entonces el 17 de octubre de ese mismo año, el Señor envió otro mensaje por medio del profeta Hageo: 2 «Di lo siguiente a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y al remanente del pueblo de Dios allí en la tierra: 3 “¿Alguno de ustedes recuerda esta casa—este templo—con su antiguo esplendor? ¿Cómo se compara este con el otro? ¡No se parecen en nada! 4 Sin embargo, ahora el Señor dice: Zorobabel, sé fuerte. Jesúa, hijo de Jehosadac, sumo sacerdote, sé fuerte. Ustedes que aún quedan en la tierra, sean fuertes. Así que ahora, ¡manos a la obra!, porque yo estoy con ustedes, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 5 Mi Espíritu permanece entre ustedes, así como lo prometí cuando salieron de Egipto. Por lo tanto, no teman”.
6 »El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. 7 Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 8 La plata es mía y el oro es mío, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 9 La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!”».
2. ¿Qué problema reveló Dios en este pasaje de las Escrituras? 3. ¿Qué promesa dio Dios en este pasaje de las Escrituras? 4. ¿Hay algún sueño o llamado que Dios te dio y por que empezaste pero perdiste tu entusiasmo en el camino? Si es así, ¿qué es?
Algunos judíos optaron por quedarse donde habían sido llevados cautivos incluso después de que se les permitió regresar a casa. La historia de Ester tiene lugar en Persia, donde varios judíos se quedaron después de que se les permitió regresar a casa. Ester fue una mujer de gran valor a quien Dios usó para ayudar a salvar al pueblo de Israel. Ella era una mujer judía que fue arrojada al palacio persa cuando el rey de Persia la eligió como esposa. Llevaba consigo un secreto cuando se casó con el rey: era una mujer judía. Mientras ella era reina, se hizo una ley para destruir a los judíos. Tenía que decidir si acudiría al rey en busca de ayuda para salvar a los judíos o mantendría su identidad en secreto y permanecería en silencio. Eche un vistazo a su respuesta.
1. Lea Ester 4:3-16 Ester 4:3-16
3 A medida que la noticia del decreto real llegaba a todas las provincias, había más duelo entre los judíos. Ayunaban, lloraban y se lamentaban, y muchos se vestían con tela áspera y se acostaban sobre ceniza. 4 Cuando las doncellas y los eunucos de la reina Ester se le acercaron y le contaron lo de Mardoqueo, ella se angustió profundamente. Le envió ropa para reemplazar la tela áspera, pero él la rechazó. 5 Luego Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey que había sido designado como su asistente. Le ordenó que fuera a ver a Mardoqueo y averiguara qué era lo que le preocupaba y por qué estaba de luto. 6 Entonces Hatac salió a buscar a Mardoqueo a la plaza, frente a la puerta del palacio. 7 Mardoqueo lo puso al tanto de todo lo que había pasado, hasta le dijo el monto exacto de dinero que Amán había prometido depositar en la tesorería del reino para la destrucción de los judíos. 8 Mardoqueo le entregó a Hatac una copia del decreto emitido en Susa, que ordenaba la muerte de todos los judíos. Le pidió a Hatac que se lo mostrara a Ester y le explicara la situación. También le pidió a Hatac que la exhortara a presentarse ante el rey para suplicarle compasión e interceder a favor de su pueblo. 9 Así que Hatac volvió a Ester con el mensaje de Mardoqueo. 10 Entonces Ester le ordenó a Hatac que volviera a ver a Mardoqueo y le diera el siguiente mensaje: 11 «Todos los funcionarios del rey e incluso la gente de las provincias saben que cualquiera que se presenta ante el rey en el patio interior sin haber sido invitado está condenado a morir, a menos que el rey le extienda su cetro de oro. Y el rey no me ha llamado a su presencia en los últimos treinta días». 12 Así que Hatac le dio el mensaje de Ester a Mardoqueo. 13 Mardoqueo le envió la siguiente respuesta a Ester: «No te creas que por estar en el palacio escaparás cuando todos los demás judíos sean asesinados. 14 Si te quedas callada en un momento como este, el alivio y la liberación para los judíos surgirán de algún otro lado, pero tú y tus parientes morirán. ¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?». 15 Entonces Ester envió la siguiente respuesta a Mardoqueo: 16 «Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa y hagan ayuno por mí. No coman ni beban durante tres días, ni de noche ni de día; mis doncellas y yo haremos lo mismo. Entonces, aunque es contra la ley, entraré a ver al rey. Si tengo que morir, moriré».
2. ¿Qué estaba en juego si Ester se presentaba ante el rey sin permiso?
3. ¿Qué estaba en juego si Ester no acudía al rey en busca de ayuda?
4. Vuelve al versículo 14. ¿En qué situaciones te ha colocado Dios actualmente "para este momento" para tenga un impacto para Él?
Los judíos que regresaron a Jerusalén tenían otra tarea que cumplir. Necesitaban reconstruir los muros de Jerusalén, que estaban en ruinas. Durante esa época, las murallas de una ciudad representaban seguridad y protección contra los enemigos. Nehemías abrió el camino en este importante proyecto. 1. Lee Nehemías 6:1-16, un pasaje de las Escrituras que tiene lugar justo cuando el muro estaba casi terminado. Nehemías 6:1-16
6 Sanbalat, Tobías, Gesem el árabe y los demás enemigos nuestros descubrieron que yo había terminado la reconstrucción de la muralla y que no quedaba ninguna brecha; a pesar de que todavía no habíamos levantado las puertas en sus respectivos lugares. 2 Así que Sanbalat y Gesem enviaron un mensaje pidiéndome que me encontrara con ellos en una de las aldeas de la llanura de Ono. Pero me di cuenta de que ellos tramaban hacerme daño, 3 de modo que les respondí con el siguiente mensaje: «Estoy ocupado en una gran tarea, así que no puedo ir. ¿Por qué habría de dejar el trabajo para ir a encontrarme con ustedes?». 4 Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, y cada vez les respondí lo mismo. 5 La quinta vez, el sirviente de Sanbalat llegó con una carta abierta en su mano 6 que decía: «Circula un rumor entre las naciones vecinas, y Gesem me asegura que es cierto, que tú y los judíos piensan rebelarse y que por eso reconstruyen la muralla. Según sus informes, tú te propones ser el rey. 7 También informa que has nombrado profetas en Jerusalén para que proclamen acerca de ti: “¡Atención! ¡Hay rey en Judá!”. »Puedes tener la seguridad de que este informe llegará a oídos del rey, de modo que sugiero que vengas a hablar conmigo del asunto». 8 Yo respondí: «Todo lo que dices es puro cuento. Tú mismo inventaste todo». 9 Solo trataban de intimidarnos, creían que podrían desalentarnos y detener la obra. De modo que seguí con el trabajo más decidido que nunca. 10 Más adelante fui a visitar a Semaías, hijo de Delaía y nieto de Mehetabel, que estaba recluido en su casa. Me dijo: —Reunámonos dentro del templo de Dios y cerremos las puertas con cerrojos. Tus enemigos vienen a matarte esta noche. 11 Pero yo respondí: —¿Acaso debería una persona en mi posición huir del peligro? ¿Acaso debería alguien en mi posición entrar al templo para salvar su vida? ¡No lo haré! 12 Me di cuenta de que Dios no le había hablado, sino que decía esa profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían contratado. 13 Ellos esperaban intimidarme y hacerme pecar. De esa forma podrían acusarme y desacreditarme. 14 Oh Dios mío, acuérdate de todas las cosas malvadas que Tobías y Sanbalat han hecho; y recuerda a la profetisa Noadías y a todos los profetas como ella que trataron de intimidarme. 15 Así que el 2 de octubre, a los cincuenta y dos días después de comenzar la obra, se terminó la muralla. 16 Cuando se enteraron nuestros enemigos y las naciones vecinas, se sintieron aterrorizados y humillados. Se dieron cuenta de que esta obra se había realizado con la ayuda de nuestro Dios.
2. ¿Por qué intentaban los enemigos de Judá impedir que se reconstruyera el muro?
3. ¿Qué te llama la atención sobre la respuesta de Nehemías? Un hilo común en todas estas historias es que no había tiempo que perder cuando se trataba del llamado que Dios había puesto en las vidas de todos los involucrados en estas historias. Es hora de que decidamos dejar de lado el miedo y las distracciones y correr con un sentido de urgencia cuando se trata del llamado que Dios ha puesto en nuestras vidas. Cristo nos ha dado a cada uno de nosotros un llamado a darlo a conocer. Tómate un tiempo para discutir esta pregunta con tu grupo: ¿Cómo sería si tuviéramos un sentido de urgencia en lo que respecta al llamado de Cristo a darlo a conocer? Después de la discusión, comparta un paso que dará para obedecer este llamado de Cristo con un sentido de urgencia, sabiendo que no hay tiempo que perder.
Tu justicia, oh Dios, llega hasta los cielos más altos. Has hecho cosas maravillosas. ¿Quién puede compararse contigo, oh Dios? Salmos 71:19
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