Es la semana 4 de esta serie, "El Otro Lado", y esta semana continuamos nuestra conversación sobre el Cielo. En concreto, responderemos algunas preguntas importantes que la gente tiene sobre el Cielo. Estas son preguntas como: "¿Cómo será nuestro cuerpo en el Cielo?", "¿Reconoceremos a la gente en el Cielo?" y "¿Nos aburriremos en el Cielo?". En nuestro estudio bíblico de hoy, recurriremos a las Escrituras para responder algunas de las preguntas comunes que la gente se hace al considerar el Cielo.
Si pudieras almorzar con una persona de la Biblia en Hel Cielo, ¿quién sería y por qué?
1. Lea 1 Corintios 15:42-44. Compara nuestros cuerpos terrenales con los nuevos cuerpos celestiales que recibiremos en el Cielo.
1 Corintios 15:42-44
42 Lo mismo sucede con la resurrección de los muertos. Cuando morimos, nuestros cuerpos terrenales son plantados en la tierra, pero serán resucitados para que vivan por siempre. 43 Nuestros cuerpos son enterrados en deshonra, pero serán resucitados en gloria. Son enterrados en debilidad, pero serán resucitados en fuerza. 44 Son enterrados como cuerpos humanos naturales, pero serán resucitados como cuerpos espirituales. Pues, así como hay cuerpos naturales, también hay cuerpos espirituales.
2. Lea 2 Corintios 4:14-15. ¿Cuál era la expectativa de Pablo de su relación con la iglesia en Corinto con respecto al regreso de Jesús y la eternidad en el Cielo con Él?
2 Corintios 4:14-15
14 Sabemos que Dios, quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará ante sí mismo junto con ustedes. 15 Todo esto es para beneficio de ustedes, y a medida que la gracia de Dios alcance a más y más personas, habrá abundante acción de gracias, y Dios recibirá más y más gloria.
3. Lea 1 Corintios 2:9. ¿Qué revela este pasaje de las Escrituras sobre la eternidad en el Cielo?
1 Corintios 2:9
9 A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman».
4. Lea Salmos 84:10. Resuma los sentimientos del salmista sobre estar en la presencia de Dios en este pasaje de las Escrituras.
Salmos 84:10
10 Un solo día en tus atrios ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar! Prefiero ser un portero en la casa de mi Dios que vivir la buena vida en la casa de los perversos.
1. Basándonos en la Escrituras que estudiaron hoy, ¿cómo serán nuestros cuerpos en el Cielo?
2. ¿Qué revelan las Escrituras sobre las relaciones con otros seguidores de Cristo en el Cielo? (Por ejemplo, ¿nos reconoceremos?)
3. ¿Qué prueba tienes de que el Cielo será cualquier cosa menos aburrido según las Escrituras que leísteis hoy?
Revisa la Escritura que leísteis hoy. Elige un versículo de uno de esos pasajes para memorizar. Comparte ese versículo con tu grupo y explica por qué lo elegiste. Que el versículo que elegiste para memorizar te recuerde el gozo que espera a cada seguidor de Cristo en el Cielo algún día.
Justo antes de exhalar su último aliento al ser crucificado, Jesús pronunció las palabras: «Consumado es». La palabra que traducimos como «Consumado es» era un término común en la época de Jesús, que significaba «pagado por completo». Al venir a la tierra, vivir una vida perfecta, ser crucificado y resucitar, Jesús pagó la deuda de pecado que teníamos con un Dios santo. Gracias a que pagó el precio completo por nuestros pecados, podemos pasar la eternidad en el Cielo con él para siempre. En los próximos momentos, profundizaremos juntos en las Escrituras para comprender cómo Jesús pagó por completo nuestra deuda de pecado en la cruz y qué significa eso para nosotros hoy.
Para comprender la verdad de que Jesús pagó nuestra deuda de pecado en su totalidad, primero debemos comprender la deuda que tenemos. Verán, nuestro pecado tiene graves consecuencias. Analicen la Escritura a continuación para comprender las consecuencias de nuestro pecado.
1. Lea Romanos 6:20-23.
Romanos 6:20-23
20 Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto. 21 ¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna; 22 pero ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna. 23 Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.
2. ¿Cómo vemos el impacto de nuestro pecado en nuestro mundo hoy en dia?
3. ¿Cómo describe Pablo la situación en la que se encuentran los humanos a causa del pecado?
4. ¿Cuál es el pago (o consecuencia) que debemos como resultado del pecado?
Es evidente que teníamos una gran deuda por nuestros pecados que no podíamos pagar solos. Necesitábamos esperanza. Necesitábamos un Salvador. En el momento justo, Jesús vino y pagó la deuda que no podíamos pagar para que pudiéramos experimentar la vida. Dedica unos minutos a leer sobre el pago que Jesús realizó por nosotros.
1. Lea 1 Pedro 2:21-25.
1 Pedro 2:21-25
21 Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos. 22 Él nunca pecó y jamás engañó a nadie. 23 No respondía cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufría. Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. 24 Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanados. 25 Antes eran como ovejas que andaban descarriadas. Pero ahora han vuelto a su Pastor, al Guardián de sus almas.
2. Compara nuestras vidas antes de conocer a Jesús y después de conocerlo a Él.
3. ¿Cómo cumplió Jesús con los requisitos para pagar el precio por nuestros pecados que nosotros no podíamos pagar?
4. ¿Cuál es el resultado del pago de Jesús por nuestros pecados si creemos en Él?
Jesús murió en la cruz por nuestros pecados y pagó el precio que le debíamos a un Dios santo con un propósito. Vino a darnos vida. La vida que vino a darnos no es solo la vida eterna en el futuro, aunque eso habría sido más que suficiente. Vino también a darnos vida aquí y ahora. Analicemos lo que enseñan las Escrituras sobre vivir a la luz del sacrificio y el pago de Jesús por nuestros pecados.
1. Lea 1 Juan 2:1-8.
1 Juan 2:1-8
2 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo. 2 Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo. 3 Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos. 4 Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad; 5 pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él. 6 Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió. 7 Queridos amigos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino más bien uno antiguo que han tenido desde el principio. Ese mandamiento antiguo—ámense unos a otros—es el mismo mensaje que oyeron antes. 8 Sin embargo, también es un mandamiento nuevo. Jesús vivió la verdad de este mandamiento, y ustedes también la viven. Pues la oscuridad está desapareciendo, y ya brilla la luz verdadera.
2. ¿Cuál es nuestra posición en Cristo debido a lo que Jesús ha hecho?
3. ¿Cómo debemos vivir a la luz de lo que Jesús ha hecho?
4. ¿Por qué seguir a Jesús y obedecerle están intrincadamente conectados?
Gracias a Jesús, somos justificados ante Dios cuando nos presentamos ante él. Tras depositar nuestra fe en él y recibir la vida eterna, estamos llamados a obedecerle. ¿Hay algún aspecto de tu vida en el que necesites dar un paso de obediencia? Compártelo con tu grupo. Después de que todos hayan compartido, oren juntos. Pidan a Dios que les dé a cada uno la valentía para dar pasos de obediencia hoy.
Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal. 2 Corintios 5:10
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