. . . no necesitamos defendernos delante de usted. Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad; 18 pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado. (Daniel 3:16-18.)
. . . pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza. (Daniel 6:4.)
Entonces, finalmente el rey ordenó que arrestaran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones . . .(Daniel 6:16.)
«Todos los funcionarios del rey e incluso la gente de las provincias saben que cualquiera que se presenta ante el rey en el patio interior sin haber sido invitado está condenado a morir, a menos que el rey le extienda su cetro de oro. Y el rey no me ha llamado a su presencia en los últimos treinta días». (Ester 4:11.)
«Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa y hagan ayuno por mí. No coman ni beban durante tres días, ni de noche ni de día; mis doncellas y yo haremos lo mismo. Entonces, aunque es contra la ley, entraré a ver al rey. Si tengo que morir, moriré». (Ester 4:16.)
Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una
mujer . . .(Gálatas 4:4.)